INTRODUCCIÓN
Hortensia Estrada Ramírez
Instituto Caro y Cuervo

"...Todas la culturas son etnocéntricas, apasionadamente leales a su propia interpretación de la realidad. De hecho, muchos nombres de comunidades indígenas se traducen como "la gente", lo que implica que cualquier otro ser humano es una no-persona, es un salvaje más allá del reino de la civilización. La palabra bárbaro, derivada de la palabra griega barbarus, que significa el que balbucea. En el mundo antiguo, el que no hablaba griego era un bárbaro. Los aztecas tenían la misma noción. Todo aquel que no fuera capaz de hablar náhuatl, no era humano" - Wade Davis (2015). Los guardianes de la sabiduría ancestral, su importancia en el mundo moderno. Sílaba Editores. Medellín, Colombia.pp.153.

Datos etnográficos

A partir del siglo XVI cuando llegaron expediciones europeas acompañadas de misioneros, se tuvo información sobre los sálibas. En esa época se escribieron los primeros documentos sobre los grupos indígenas que habitaban en el oriente del país. La mayoría de los cronistas coinciden en afirmar que los sálibas constituían un grupo numeroso y pacífico; "grandes herbolarios, hechiceros, supersticiosos y polígamos, dados a la embriaguez y al consumo del yopo". En ese entonces, los sálibas ya eran sedentarios, tenían una red de intercambios culturales y de productos con otros grupos étnicos. Los misioneros que llegaron al Llano fundaron extensas haciendas agrícolas y ganaderas con ayuda de los indígenas de la región que trabajaban en ellas y que vivían en caseríos alrededor de las mismas. A esos pueblos indígenas les llamaban “reducciones” y estaban conformados por sálibas y achaguas principalmente, y por otros grupos étnicos que aprendieron la ganadería, de donde se desprende la actual actividad ganadera del oriente colombiano.

El mito de origen habla sobre la procedencia de los sálibas, así: "(…) Padre e hijo fueron y vinieron juntos por el mar Caribe, por el Orinoco, por la isla Margarita, lugar de origen en Venezuela; nuestra provincia es la de Barragán, a orillas del río de los siete deltas, lugar donde cada año crece la mar y toca hacer un sacrificio: ofrecer una princesa de 12 años, antes de que crezca ese caudaloso río; por tal razón se emigró a Colombia (…)" (Plan de vida: 2006). Esta narración sugiere el permanente desplazamiento de los sálibas por el río Orinoco hasta el mar Caribe. Recorrido que ratifica Del Rey Fajardo (1966: 54) en el siguiente párrafo: “(…) Casi hasta dar en las bocas del Orinoco navegó el celoso misionero por el río del Meta, y luego fue cateando la tierra para dar en la población de los sálivas tan nombrada de numerosa, y se encontró con una tan pequeña que solo tenía cuatro casas en que apenas habría veinte personas, y estas tan ajenas de pedir ministerios evangélicos que a breves días huyeron a madrigueras más escondidas. Estos dieron noticia de que entre las playas del Orinoco y entre las espumas del mar Océano, enfrente de La Guayana por una banda, y de la Isla de Trinidad por otra había una población grande de su nación, y aunque no expresaron el número de dos mil pudo ser que aquella mentira cierta fuese hija de esta verdad dudosa (…)”. En los relatos de los indígenas cuibas mencionan a los sálibas como antiguos habitantes de la costa oriental de Venezuela, considerados kauri o caribes, enemigos ancestrales, antropófagos y hechiceros de los que debían cuidarse. No en vano un importante apellido sáliba es “Caribana” que se relaciona con grupos indígenas de la familia Caribe o con el pez Caribe.

En cuanto a la ubicación, actualmente este grupo indígena se sitúa cerca a las riberas de los ríos y los caños, habita en tres departamentos; Casanare, Vichada y Meta. Según los datos de población tomados del autodiagnóstico sociolingüístico que realizó el Programa de Protección a la Diversidad Etnolingüística (PPDE) del Ministerio de Cultura (2007-2009), el número total de sálibas en los tres departamentos es de 2.231 personas, de las cuales 1.905 habitan en la zona rural y 326 en el casco urbano, es decir que la mayoría vive en el sector rural. La mayor parte de la población se concentra en el departamento del Casanare donde viven 1.776 personas en nueve resguardos pertenecientes a los municipios de Orocué y Hato Corozal. Otros sálibas viven en Yopal, Maní y Nunchía. En el departamento del Meta habitan 229 indígenas en el resguardo de Tapaojo-Corozal, perteneciente al municipio de Puerto Gaitán. En el departamento del Vichada viven 226 sálibas en el resguardo de Santa Rosalía, que pertenece al municipio de Puerto Carreño.

El grupo y la lengua sálibas tienen el mismo nombre; salía, sáliva, sáliba. En ese idioma dicen salia jĩxo “gente sáliba” y salia tuo’ja’a “nuestra lengua sáliba”. Este idioma se ha clasificado en la familia lingüística sáliba-piaroa desde la época de la Colonia cuando el jesuita Felipe Salvador Gilij lo asoció con el piaroa, además del ature y el quaqua. Después se hicieron otras clasificaciones, pero Rivet (1920: 12-20) volvió a unir en una sola familia las lenguas sáliba y piaroa, descartando el ature y el quaqua. Clasificación que sigue vigente en la actualidad por la cercanía fonológica, léxica y gramatical entre estas dos lenguas. El sáliba se encuentra en peligro de extinción, pues solo las mujeres mayores y algunos hombres lo hablan regularmente; aunque unos adultos lo entienden, raras veces lo practican ya que, según dicen ellos mismos, se les dificulta la pronunciación. Ciertos jóvenes comprenden la lengua pero no la hablan o son monolingües en español, mientras que la mayoría de los niños también lo son o solo conocen algunas palabras de su propio idioma.

Según el informe del Programa a la Protección de la Diversidad Etnolingüística del Ministerio de Cultura (2009): “Un poco más de la mitad del total de población sáliba, el 51,5%, no entiende ni habla la lengua nativa, en esa misma escala, pero en posición decreciente, están los que entienden y no hablan, los que entienden y hablan un poco, y finalmente los que hablan normalmente, que son apenas el 8,9%. Esta situación es alarmante por el inminente riesgo de extinción del idioma sáliba, ya que la mayoría son monolingües en español, seguidos de los 'hablantes pasivos', que aunque tienen la ventaja de 'entender el idioma nativo' no pueden contribuir a perpetuarlo porque carecen de la facultad del 'habla', que es fundamental para la transmisión y difusión del idioma”.

En esta situación se ven comprometidos los padres de familia porque han depositado su misión de educar a los hijos en las escuelas, que solo tienen algunos programas en lengua y cultura sáliba y que son complementarios del aprendizaje que los niños deberían traer del hogar. Otros factores externos como el contacto permanente con la cultura dominante, los medios masivos de comunicación, en especial la televisión y la radio, la migración a las cabeceras municipales y el trabajo fuera de las comunidades, entre otros, han propiciado la pérdida de la lengua. Pero a pesar de tal pérdida y la de muchos de sus valores y costumbres, aún mantienen la medicina tradicional que practican las parteras, yerbateros, yoperos y piacheros. Tienen conocimientos de botánica que utilizan como un recurso inmediato para curar sus males, pues cada vez más acuden a los centros de salud y a los hospitales. Realizan dietas especiales en las distintas etapas de la vida como en la primera menstruación, el embarazo y el parto. Existen prohibiciones para consumir cierta clase de pescados y frutos, sobre todo en algunas fases de su desarrollo biológico y reproductivo. Creen en los anuncios que hace la naturaleza sobre sucesos buenos o malos a través de los cantos de aves y de otros animales.

La vivienda ha ido cambiando paulatinamente; la casa tradicional estaba conformada por el dormitorio y la cocina, esta era de vara en tierra, techo de palma, piso de tierra y pared de soropo amarrado con bejuco y majagua. Más tarde se reemplazó por la casa de barro pisado y techo de palma. En la actualidad, los proyectos de vivienda que se desarrollan en las comunidades sálibas, han hecho casas en espacios reducidos similares a los de las edificaciones urbanas, de ladrillo, techo de zinc o eternit y piso de cemento. Tienen divisiones para la sala, la habitación, la cocina y el baño, situación que ha hecho que se pierda el concepto tradicional de la cocina como el sitio de encuentro e interacción social y cultural entre las familias. Sin embargo, algunos sálibas han adaptado a esas construcciones modernas y foráneas, lugares tradicionales para la cocina con espacios amplios y abiertos, conservando el fogón de tres tulpas, el budare y el sitio para el procesamiento de la yuca amarga.

Realizan bailes tradicionales como los del botuto y el carrizo en las fiestas religiosas de la virgen de la Candelaria y de San Miguel. Los instrumentos musicales que utilizan son el botuto o bututu, el tambor y el carrizo. Algunos mayores conocen y conservan varias canciones de cuna, de fiestas y borracheras, que al igual que sus instrumentos musicales tienen un dejo melancólico y pausado. Para las fiestas preparan chicha fermentada de maíz y cuesco, también consumen aguardiente y cerveza, fuman cigarrillo o tabaco y los más tradicionales, consumen chimú, que es una sustancia concentrada que extraen del tabaco.

Anteriormente las mujeres usaban trajes elaborados con fibra vegetal de matapalo, se adornaban con pinturas vegetales y usaban collares de semillas de diversos colores, luego cambiaron esos trajes por faldas y blusas. En la actualidad las mayores utilizan vestidos enterizos de coloridos estampados, mientras que las más jóvenes prefieren el pantalón y la blusa, el maquillaje, los adornos y los zapatos de tacón alto de las modas actuales. Los hombres mayores usaban camisa, calzón de lino blanco, sombrero alón y cotizas, que cambiaron por camisa, pantalón largo y zapatos o botas. Los más jóvenes, al igual que las mujeres, siguen la moda del momento.

Según el sexo, fabricaban diversos elementos para el uso doméstico; las mujeres se encargaban de elaborar vasijas de barro como pimpinas, budares y tinajas, también tejían mochilas y canastos. Los hombres tejían chinchorros y sebucanes, fabricaban nasas, redes para pescar, flechas para la caza y tallas de madera. Poco a poco estas actividades se han abandonado porque muchos de esos utensilios se consiguen en el comercio.

La economía es de subsistencia, se dedican a la agricultura, la ganadería, la pesca y la caza. Cultivan yuca amarga o venenosa, maíz, plátano, ñame y frutales, crían gallinas, ganado vacuno y porcino, para el consumo y para la venta entre la gente de la misma comunidad. La caza y la pesca se han visto notablemente disminuidas debido al deterioro ambiental y a la invasión de sus territorios por parte de las compañías petroleras y de los colonos. Además de estas actividades económicas, los hombres se emplean como jornaleros en los hatos vecinos y como obreros en las compañías petroleras que operan en la región. Las mujeres buscan empleo en las cabeceras municipales para realizar diversos oficios.

La base de la alimentación es el pescado, el cazabe y el mañoco. Preparan recetas culinarias como tungos, hayacas, pisillos de chigüiro y pescado, masatos y mazamorras, arepas de catibía, majules de plátano o mango y sopas de pescado en agua de yare, entre otras. Antiguamente preparaban, conservaban y almacenaban alimentos para la época de invierno, pero como el clima ha variado, en la actualidad estas prácticas se usan poco.

La educación escolarizada es un eje importante en la vida del pueblo sáliba, alrededor de los centros educativos se programan y convocan reuniones escolares y comunitarias, además de actividades culturales y tradicionales. Poco a poco algunos sálibas escolarizados han comenzado a ingresar a los centros de educación superior para formarse como profesionales, con el fin de asumir ellos mismos la educación escolarizada, los proyectos territoriales y económicos. Nuestro deseo es que muchos de esos jóvenes profesionales se formen en el área de la lingüística para que asuman el estudio de su propia lengua.

El diccionario sáliba - español

La idea de elaborar un diccionario bilingüe sáliba-español, español-sáliba se inició en 1998 cuando por solicitud expresa de la Asociación de Autoridades Indígenas de Orocué (ASAISOC) y de los indígenas del resguardo El Duya, se comenzó a organizar un vocabulario sáliba en orden alfabético. Ese primer glosario se obtuvo de las encuestas y cuadernos de campo recopilados con la ayuda de indígenas de los resguardos de Paravare, Orocué, El Consejo y San Juanito. Una primera versión de ese diccionario de unas mil quinientas palabras se llevó a la comunidad del Duya y allí varios indígenas sálibas lo leyeron, corrigieron y revisaron en esa época. Los sálibas que hicieron esa primera revisión fueron Santos Heliodoro Caribana y Carlos Alberto Darapo Catimay. Luego ese vocabulario se entregó anillado e impreso a ASAISOC y al Colegio ‘Iea Pũdi’ (Raíces y Sueños) para que tuvieran un primer avance del diccionario y ayudaran a complementarlo y corregirlo.

Los cuadernos de campo que son la base de este documento fueron recopilados entre 1993 y 2002. De allí se tomó la mayor parte de los contenidos sobre la lengua y la cultura sálibas, pues este diccionario no contó con apoyo económico para trabajar con el pueblo sáliba sino hasta noviembre de 2012. En esa salida de campo se obtuvo la colaboración de Belarmino Pónare Guacarapare, Carlos Alberto Darapo Catimay, Santos Heliodoro Caribana, Samuel Joropa, Ismael Joropa Catimay y Martina Yavimay. Ellos revisaron apartes del documento que se había elaborado, corrigieron algunas palabras y anotaron ejemplos de uso de diversos vocablos. Dos de ellos, Carlos Alberto Darapo Catimay y Samuel Joropa, realizaron grabaciones sonoras del vocabulario que revisaron, las cuales se agregaron a las entradas correspondientes de este diccionario electrónico.

La labor de definir los contenidos de las entradas fue difícil, se utilizaron la mayor cantidad de materiales provenientes de las encuestas y de las narraciones recopiladas, sin embargo, esa información resultó insuficiente para tener entradas completas; algunas veces estaba el término en sáliba pero no el ejemplo de uso del mismo, otras hacía falta la información cultural, también se desconocían algunos términos de la flora y la fauna que tienen varias denominaciones, por ejemplo, el término cachicamo tiene las denominaciones chee, alidali, gima, ima, dukumae, u'ka, que posiblemente indiquen diferentes clases de cachicamos que no identicamos. Hubo largas discusiones con los miembros de grupo académico sobre la conveniencia o no, de presentar las largas listas de algunos términos que se modifican por su clasificación nominal como son los determinantes del nombre (demostrativos, indefinidos, cuantificadores, interrogativos y cualificativos). Surgieron diversas inquietudes relacionadas con las conjugaciones verbales, sobre todo, porque los indígenas de Orocué dicen que en la lengua sáliba los verbos no se mencionan en infinitivo, siempre están conjugados con alguna persona, por ese motivo, se tomó la determinación con los sálibas de Orocué de presentar los verbos conjugados con la primera persona, aunque algunos verbos se dejaron con la terminación -jaa' que es la que algunos sálibas de Morichito indican como la forma del infinitivo, porque no sabíamos cómo conjugarlos con la primera persona. Igual que las anteriores inquietudes surgieron otras e una infinidad de dificultades para organizar y presentar los datos, pero que, por no dilatar más este trabajo, tuvimos que resolver rápido. Tratamos de acercarnos a la lengua lo mejor que pudimos, aunque somos conscientes que existen muchos vacíos, inconsistencias y dificultades. De antemano pedimos disculpas a los lectores por las faltas que encuentren en todo el documento, en especial, en el análisis lingüístico de los datos.

Demora en su divulgación

Cuando los sálibas definieron la ortografía práctica para la escritura de la lengua sáliba, formularon algunas tareas entre las cuales estaba la elaboración de materiales didácticos, cartillas de lecto-escritura y un diccionario. Como ya se tenía un vocabulario, se propuso su continuidad, pero el señor Ángel Eduardo Humejé, indígena sáliba de la comunidad de Morichito del resguardo de Caño Mochuelo, argumentó que esa era una labor que él realizaría. Dada esa situación, se consultó con las directivas del Instituto Caro y Cuervo y con la jefe del departamento de lingüística indígena de esa época, la señora María Stella González de Pérez, para saber si se continuaba dicho trabajo. La decisión institucional fue continuar la elaboración de este diccionario.

Durante largo tiempo este documento no tuvo continuidad, se interrumpió en diversas oportunidades para trabajar en proyectos y actividades que requerían atención inmediata. De vez en cuando se retomaba para anotar nuevo vocabulario en un archivo de Word Perfect 6.0 en el que se trabajaba en esa época. Después de diez años se convirtieron esos archivos a Word, pero en ese cambio de programa se desconfiguraron muchos signos y hubo que rehacer parte del trabajo. Se suprimiron los nombres científicos de la flora, la fauna y la información gramatical, pero esta última se volvió a anotar pensando en su utilidad para los estudiosos de la lengua. La idea inicial de elaborar el diccionario en formato impreso se cambió por la de formato digital, hasta que esta obra fue tomando forma y se pudo entregar a los indígenas sálibas para que ingresen nuevos términos y otros documentos.

Grabaciones sonoras

La mayoría de las grabaciones sonoras enlazadas en las entradas del sáliba fueron realizadas entre 1993 y 2002. Se utilizó una grabadora análoga que captaba los sonidos del medio ambiente y del carrete de la grabadora. Por ese motivo no son muy nítidas y presentan dificultades: la sabedora Cristina Darapo Pónare alarga la primera sílaba en todas las palabras sin que esa sílaba sea larga, al parecer lo hizo para enfatizar la pronunciación. Muchas de esas grabaciones se dejaron pero manteniendo la escritura sin el alargamiento mencionado. Otras grabaciones análogas resultaron inservibles, no solo por el ruido que tienen sino porque son poco nítidas. Se espera que cuando los indígenas sálibas revisen, corrijan y complementen el diccionario cambien por unas mejores, las grabaciones que tienen dificultades.

Otras grabaciones son de 2012 realizadas en una grabadora digital. Las voces que se registran en esas grabaciones son las de Samuel Joropa, Martina Yavimay y Carlos Alberto Darapo Catimay. Sin embargo, muchas de las palabras aún carecen de sonido y esperan que las completen los propios sálibas con las voces de sus abuelas y abuelos para hacerlos perdurables en el tiempo cuando ya se hayan ido.

El lingüista José Alejandro Correa digitalizó varios casetes de grabaciones sonoras que se utilizaron para añadir estos sonidos a las entradas y acepciones del diccionario.

El lingüista George Enrique Dueñas Luna realizó la labor de seleccionar, segmentar con el programa Praat y de enlazar los sonidos a las entradas del diccionario, para lo cual utilizó el formato mp3. Posteriormente, el antropólogo Diego Fernando Gómez Aldana pasó las grabaciones del formato mp3 al formato .ogg con el fin de que los lingüistas puedan utilizarlas para análisis fonético-fonológicos.

Colaboradores

Sabedores sálibas

Varios indígenas sálibas de diversos resguardos transmitieron sus conocimientos de la lengua sáliba entre los años 1993 y 2002. En la primera visita a Orocué, la profesora Margarita Álvarez, que en esa época enseñaba en la escuela del resguardo de Paravare, me introdujo en esa comunidad, allí se recopilaron los primeros datos de la lengua sáliba con la ayuda de los sabedores Isabel Pónare Humejé, Olivia Guacarapare, María Guacarapare, Santa Guacarapare, Máximo Joropa, Casimiro Joropa y Tomás Joropa. En el pueblo de Orocué las sabedoras Cristina y Lucila Pónare Darapo, oriundas del resguardo el Duya también colaboraron en diversas oportunidades. En el resguardo el Duya trabajé con Santos Heliodoro Caribana y Domitila Guacarapare, quienes también ofrecieron su hospitalidad en múltiples ocasiones. Allí igualmente recibí enseñanzas por parte de las sabedoras María Hilaria Darapo, María Erminia Darapo, Jerónima Caribana y Elvia Darapo. En el resguardo El Consejo encontré dos sabedores, Evaristo y Ángela Catimay, que asimismo me trasmitieron sus conocimientos de la lengua sáliba.

Entre los años 2000 y 2002, cuando se diseñó y socializó una ortografía práctica para la escritura de la lengua sáliba, se llevó a cabo la revisión fonético-fonológica con el apoyo de la profesora María Claudia González Rátiva del laboratorio de fonética del Instituto Caro y Cuervo, para lo cual se hicieron varias grabaciones de esta lengua con los sabedores Ángel Eduardo Humejé, Lucas Joropa, Eulalia Humejé, Ángela Caribana e Hilda Humejé del asentamiento sáliba de Morichito, resguardo de Caño Mochuelo. Esa revisión nos permitió analizar los diferentes sonidos para confrontar la pronunciación de los sálibas de Orocué y de Hato Corozal. Los resultados de ese análisis mostraron nuevos datos, como la presencia de fonemas vocálicos largos /aː/, /eː/, /iː/, /oː/, /uː/ y de fonemas vocálicos glotalizados /aˀ/, /eˀ/, /iˀ/, /oˀ/, /uˀ/, lo cual obligó a replantear el trabajo inicial. A partir del nuevo análisis, se determinó la ortografía práctica para la escritura de la lengua sáliba que se utiliza en el presente trabajo.

Dibujos elaborados por los niños sálibas

En 1998 cuando se hacían los talleres con miras a definir una ortografía práctica para la escritura de la lengua, muchos niños de esa época participaron y colaboraron con dibujos sobre elementos de la flora y la fauna regional para ilustrar la escritura de diversos terminos de la lengua. Esos niños, hoy adultos son: Alejandro Yavimay, Robinson Joropa, David Humejé, Luz Mery, Arialdo Guacavare, Areis Rodríguez, Uriel Pónare, José del Carmen Humejé, David Errenumá, José D. Caribana, Juan Carlos Pónare, Victoriano Joropa, Carlos Alberto Darapo Catimay, Dagoberto Catimay, Gilberto Pónare y Carlos Adolfo Liecer Gualdrón.

Apoyo lexicográfico

Las lexicógrafas María Clara Henríquez y Nancy Rozo revisaron el primer borrador del diccionario sáliba e hicieron observaciones muy útiles para la recopilación y organización de los datos. En esa época se había pensado publicar este diccionario en un formato impreso para repartirlo en las escuelas sálibas, sin embargo, en el 2012 surgió la iniciativa de elaborarlo en un formato digital con el fin de que tuviera mayor divulgación y flexibilidad en el ingreso de contenidos.

El Instituto Caro y Cuervo contrató en el 2012 a la lexicógrafa María Betulia Pedraza quien dio algunas pautas sobre la planta lexicográfica y colaboró en la definición de las funciones que debía asumir el informático para ingresar el diccionario a Internet, pero en ese momento no se diseñó la mencionada planta. Se decidió acudir a la orientación voluntaria de María Clara Henríquez y Julio Bernal Chávez quienes sugirieron la lectura de la obra de Günther Haench (1997), y a partir de esa guía se elaboró una planta lexicográfica preliminar la cual revisó el lexicógrafo Julio Bernal Chavez quien hizo observaciones útiles para ese trabajo.

Más tarde, a comienzos de 2013, con el apoyo del lingüista George Enrique Dueñas y el antropólogo Diego Fernando Gómez, contratados por el Instituto Caro y Cuervo para pasar el diccionario a Internet, se hizo la revisión y ajuste de esa primera versión de la planta lexicográfica. Se acudió de nuevo al lexicógrafo del Instituto Caro y Cuervo Julio Bernal Chávez, quien hizo las observaciones del caso.

En la última etapa, el Instituto Caro y Cuervo contrató a la lexicógrafa María Clara Henríquez Guarín para que hiciera la revisión y corrección general del diccionario y diera su concepto sobre la viabilidad de su publicación. Esta lexicógrafa no solo adelantó el trabajo encomendado, sino que también revisó y ajustó la planta lexicográfica que habíamos elaborado con una mínima ayuda, además de colaborar en la definición de las categorías gramaticales de las entradas en español y la reorganización de las entradas y sus contenidos.

Apoyo tecnológico

Entre los años 2013 y 2014 George Dueñas y Diego Gómez asumieron la labor de pasar el diccionario sáliba-español a Internet, de capacitar a los profesionales que formaron parte de este trabajo y a los indígenas sálibas en el manejo informático para el ingreso de nuevos datos.

Ambos colaboraron con iniciativas tecnológicas convirtiéndose en los principales promotores de este proyecto y en los facilitadores para que saliera a la luz pública.

Apoyo en la corrección de estilo

Ruth Yolanda Contreras, correctora de estilo del Instituto Caro y Cuervo ha llevado a cabo la correción de estilo de los archivos complementarios del diccionario.

Mención especial sobre la página pedagógica, el mapa de ubicación y el diseño gráfico del diccionario

Manual lexicográfico del diccionario: María Clara Henríquez, lexicógrafa que orientó la parte lexicográfica del diccionario elaboró el la parte del español del manual lexicográfico, pero queda pendiente la parte del sáliba. Este manual da explicaciones sobre las decisiones que se tomaron respecto a los contenidos de las entradas en español, como el nombre de las entradas, la transcripción fonética, las categorías gramaticales, las variantes dialectales y la presentación de los ejemplos, entre otras.

Página Pedagógica: George Dueñas y Viviana Trespalacios se encargaron de la creación de esta página, a partir de los contenidos que se suministraron. Organizaron los ejercicios en cinco niveles:

El primer nivel presenta ejercicios de escritura con las vocales de la lengua: Aa, AAaa, Ãã, A'a'; Ee, EEee, Ẽẽ, E'e'; Ii, IIii, Ĩĩ, I'i'; Oo, OOoo, Õõ, O'o'; Uu, UUuu, Ũũ, U'u'.

En el segundo nivel los ejercicios están dirigidos al reconocimiento de las palabras del sáliba por campos semánticos, para lo cual se elaboran sopas de letras sobre temas como el parentesco, las partes de la casa, las frutas, los animales de agua, los animales de tierra, los animales de aire, el clima, los árboles y el menaje.

El tercer nivel continúa con las palabras pero a partir de conformación morfémica, para lo cual se elaboran sopas de letras, de relación de la base léxica con su sufijo y de unir imágenes con palabras también por campos semánticos: partes de animales 1, partes de animales 2, morfemas animados 1, morfemas animados 2, morfemas animados 3, morfemas inanimados 1, morfemas inanimados 2, morfemas inanimados 3, unir imagen con palabra 1, unir imagen con palabra 2.

El cuarto nivel aborda palabras-oraciones, para unir la imagen con la palabra, la imagen con la oración, conjugar verbos y enumerar imágenes de acuerdo con el texto.

El quinto nivel, que es el último, consiste en ordenar las imágenes de acuerdo con los textos. Se encuentran cuentos y temas de agricultura, alimentación y autoridades tradicionales.

Las imágenes que aparecen en cada ejercicio las tomó la diseñadora gráfica, Viviana Trespalacios, de los dibujos que realizaron los niños sálibas en 1998 y de las fotografías tomadas en 1993.

El propósito principal de esta página es la de involucrar gradualmente a los niños sálibas en el conocimiento de su lengua con ejercicios vistosos y divertidos que los entusiasmen a aprender su lengua.

Mapa interactivo de ubicación del pueblo sáliba: Diego Gómez llevó a cabo el trabajo de precisar la ubicación geográfica de los sálibas. Este mapa interactivo permite el desplazamiento por la región oriental de Colombia donde se ubican los sálibas en los departamentos del Casanare, Vichada y Meta. En el departamento del Casanare sitúa los municipios de Orocué y Caño Mochuelo con sus distintos resguardos. En el departamento del Vichada se visualiza el municipio de Santa Rosalía y en el departamento del Meta el resguardo de Tapaojo, ofreciendo una vista panorámica de los asentamientos y posibles desplazamientos del pueblo sáliba por el territorio colombiano.

Diseño del diccionario: Diego Gómez se inspiró en aspectos del entorno y la cultura del pueblo sáliba para realizar este diseño. El fondo de la página proyecta la imagen de un sol radiante que inunda la sabana impregnándola de luz, color y alegría como el pueblo sáliba. El verde es el color de la sabana. En la parte superior se reproducen las imágenes de dos pimpinas y una jarra, decoradas por las laboriosas manos de sus mujeres, muestra de la cultura material de este grupo que se resiste a perder su patrimonio ancestral. En la parte inferior pastan los chigüiros, representativos de la región del llano. Estas imágenes dinámicas y coloridas sugieren la vitalidad de la lengua y la cultura sálibas.

Algoritmo para conjugar los verbos: Diego Gómez diseñó este algoritmo que es una herramienta informática desplegable que se ubica en la parte superior derecha de la entrada principal de cada verbo y tiene el título "conjugar". Al hacer clic sobre ese término se despliegan las conjugaciones del verbo en mención. El desarrollo de este conjugador fue una labor compleja. Se tuvieron que elaborar varias listas de verbos para establecer reglas definidas que se pudieran aplicar para que el conjugador funcionara automáticamente. Se lograron algunos avances en este sentido, pero aún se presentan dificultades y errores en la conjugación de los verbos que poco a poco se tendrán que ir solucionando.

Manual informático interactivo: George Dueñas diseñó este manual que es útil para que los usuarios sepan qué contenidos tiene el diccionario y cómo se puede acceder a los mismos. La locución de este manual la hizo Víctor Ogliastri, locutor y periodista de la Emisora del ICC.

Aplicación para Smartphones sin Internet: George Dueñas y Diego Gómez tuvieron en cuenta las dificultades que existen en las zonas indígenas para la conexión a Internet, por lo que desarrollaron una aplicación para Smartphones que no requiere acceso a Internet para consultar este diccionario en cualquier lugar donde se encuentren los usuarios.

Contenidos del diccionario

Este diccionario consta de cuatro apartados:

Navegación: que consta de las siguientes pestañas:
Mapa de ubicación del pueblo sáliba: permite viajar por todas las regiones de Colombia donde habita el pueblo sáliba.
Introducción: contiene información general sobre el pueblo sáliba y el proceso de elaboración del diccionario.
Esbozo gramatical: presenta una breve descripción de la fonética, la fonología, la morfológía y la sintaxis de la lengua sáliba.
Diccionario: que consta de las siguientes pestañas:
Diccionario sáliba-español: presenta aproximadamente 4.200 artículos lexicográficos en sáliba. >
Diccionario español-sáliba: presenta aproximadamente 3.200 artículos lexicográficos en español.
Manuales del diccionario: cuenta con dos manuales, uno informático virtual que explica las herramientas tecnológicas para ingresar y conocer los contenidos del diccionario, el otro es el manual lexicográfico que explica la organización global del diccionario y de los contenidos de las entradas.
Abreviaturas: presenta el significado de las abreviaturas utilizadas tanto en español como en sáliba.Página pedagógica: contiene ejercicios para cinco niveles básicos de aprendizaje de la lengua.
Anexos: incluye seis anexos: 1) Préstamos de otras lenguas, 2) Lista de gramemas de la lengua sáliba, 3) Antropónimos y topónimos, 4) Variaciones vocálicas y consonánticas, 5) Lista de morfemas de clase nominal, 6) Verbos y conjugaciones verbales.
Participantes: registra los colaboradores que hubo hasta octubre de 2014, fecha de entrega de este diccionario a las comunidades sálibas.
Bibliografía: recoge las referencias utilizadas para la elaboración de la planta lexicográfica, los contenidos gramaticales y etnográficos del diccionario.
Apéndices: es un complemento útil para la documentación de la lengua sáliba, tiene las pestañas: Documentación lingüística con los siguientes contenidos: 1) Cartillas: recopilan la investigación realizada por seis indígenas-investigadores; 2) Grabaciones de las cartillas: registro de audio de las narraciones que aparecen transcritas en las cartillas; 3) Grabaciones de los trabajos de terreno: recopiladas en salidas de campo esporádicas desde 1993 hasta el 2002; 4) investigaciones en línea sobre la lengua sáliba; 5) Fotografías: recopila fotografías del taller de capacitación de los sálibas, fotografías de 1993 del archivo de Hortensia Estrada y fotografías de 1969 cedidas por el profesor Jon Landaburu.
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La publicación la pestaña Documentación lingüística es una iniciativa de Diego Gómez, quien colaboró en la organización, digitalización y publicación de estos materiales complementarios. El propósito es que estos documentos estén a la disposición de los indígenas sálibas de Colombia y Venezuela y del público en general, y que además, contribuyan al conocimiento de la lengua sáliba.

Diccionario sáliba-español: obra abierta al pueblo sáliba para que continúe su construcción

El Instituto Caro y Cuervo, entidad adscrita al Ministerio de Cultura, cuya misión es “(…) Proponer y ejecutar políticas para documentar, consolidar y enriquecer el patrimonio idiomático de la nación, para lo cual desarrolla y promueve la investigación, la docencia, el asesoramiento y la divulgación de las diversas formas de comunicación en los campos del lenguaje, la literatura y la cultura hispanoamericana”, hace entrega a la Asociación de Autoridades Indígenas de Orocué, ASAISOC y a las comunidades indígenas sálibas de diferentes lugares de Colombia, de esta herramienta virtual que contiene parte del léxico de la lengua sáliba: 4.276 entradas en sáliba y 3.276 entradas en español con ejemplos de uso de las palabras y contenidos gramaticales y culturales, además de la introducción, el esbozo gramatical, seis anexos con información complementaria como son los préstamos del español, las variaciones vocálicas y consonánticas, las conjugaciones verbales, la lista de gramemas, la lista de morfemas de clase nominal, y los topónimos y antropónimos, la página con ejercicios didácticos y la bibliografía de referencia, que son una base para que los indígenas sálibas continúen enriqueciendo esta obra con nuevos datos, la corrijan y la direccionen de acuerdo con las necesidades de la enseñanza de la lengua en los centros educativos y en otros espacios.

El Instituto Caro y Cuervo y todas las personas que colaboramos en la compilación y organización de este trabajo entregamos a los indígenas sálibas el diccionario virtual bilingüe sáliba-español para que continúen su ampliación y construcción.

Entrega del diccionario y capacitación de los indígenas sálibas de Colombia

En octubre de 2014 la doctora Carmen Millán de Benavides, directora general del Instituto Caro y Cuervo hizo entrega del Diccionario electrónico sáliba-español: una propuesta interactiva para la documentación de la lengua y la cultura sáliba a un grupo de indígenas sálibas de los municipios de Orocué y Hato Corozal (departamento del Casanare) y del municipio de Paz de Ariporo (departamento del Vichada), quienes vinieron a Bogotá para recibir un curso de capacitación con el fin de continuar la elaboración de este trabajo. Infortunadamente no se pudo contar con la participación de los indígenas sálibas del municipio de Corozal-Tapaojo (departamento del Meta) y de Venezuela, debido a que no fue posible contactarlos. Sin embargo, se espera que ellos también formen parte de este trabajo, pues el pueblo sáliba es uno solo y su lengua es la misma, así tengan variantes dialectales o vivan en diferentes regiones de Colombia o Venezuela.

Los días 24, 25 y 26 de octubre de 2014 en la sede de la Casa de Cuervo del Instituto Caro y Cuervo, los profesionales Diego Fernando Gómez Aldana y George Enrique Dueñas Luna realizaron un taller dirigido a los indígenas sálibas de Colombia en el que les enseñaron a corregir e ingresar nuevas entradas, añadir imágenes y grabaciones de audio, entre otras, para que ellos continúen la construcción y enriquecimiento este diccionario.

Las organizaciones y comunidades indígenas sálibas de los tres municipios enviaron sus representantes teniendo en cuenta que reunieran el perfil adecuado para continuar la tarea de elaborar este diccionario. Se tuvo en cuenta que fueran sálibas-hablantes activos de la lengua, que estuvieran involucrados en el estudio del sáliba y motivados para continuar este trabajo y que tuvieran conocimientos de informática. Los indígenas sálibas que vinieron a Bogotá en representación las comunidades sálibas de Orocué y Hato Corozal en el departamento del Casanare y Paz de Ariporo en el departamento del Vichada, fueron los siguientes:

Samuel Joropa, líder sáliba y representante de la Asociación de Autoridades Indígenas de Orocué -ASAISOC-, resguardo de Paravare, departamento del Casanare. Ha hecho videos sobre la medicina tradicional sáliba, participó como investigador de su lengua en el proyecto "Tipos de palabras en contextos discursivos" y cuenta con un programa radial en lengua sáliba en la emisora "Ecos de Orocué"

Hilber Humegé, líder sáliba, resguardo del Médano, municipio de Orocué, departamento del Casanare. Tiene formación en la elaboración y edición de videos y ha participado en diversos encuentros nacionales e internacionales en representación del pueblo sáliba.

Cándida Pónare, representante de las comunidades sálibas de Orocué, resguardo del Médano, municipio de Orocué, departamento del Casanare. Es hablante activa de la lengua como la mayoría de mujeres mayores de este grupo étnico.

Ángel Eduardo Humejé, representante de la comunidad de Morichito, resguardo de Caño Mochuelo, municipio de Hato Corozal, departamento del Casanare. Recibió capacitación y trabajó con el Instituto Lingüístico de Verano -I. L. V.- durante muchos años, colaboró en la elaboración de diversas cartillas que publicó esta entidad, en la actualidad es profesor de lengua sáliba en la institución educativa de su comunidad, elaboró una cartilla de lecto-escritura en lengua sáliba, participó como investigador de su lengua en el proyecto "Tipos de palabras en contextos discursivos", está creando términos en sáliba para reemplazar los préstamos del español y está elaborando un diccionario que proyecta incluir dentro de este trabajo.

Ana María Humejé, representante de la comunidad de Morichito, resguardo de Caño Mochuelo, municipio de Hato Corozal, departamento del Casanare.Es profesora del centro educativo, tiene formación universitaria en el campo de la etnoeducación y está muy interesada en la documentación de la cultura y la lengua de su pueblo sáliba.

Marco Leocadio Carivana, representante de la comunidad de Santa Rosalía, municipio de Paz de Ariporo, departamento del Vichada. Es hablante activo de lengua sáliba y tiene interés en que se recupere el uso de ésta en su comunidad.

Maryori Acosta Horopa, representante de la comunidad de Santa Rosalía, municipio de Paz de Ariporo, departamento del Vichada. Es una joven indígena sáliba con conocimientos de informática, interesada en la revitalización de la lengua sáliba.

Al finalizar dicho taller, los indígenas sálibas que vinieron en representación de sus respectivas organizaciones y comunidades, firmaron un acta que se encuentra ubicada en la franja amarilla de la parte inferior derecha del diccionario, con letra muy pequeña y con el título Acerca del Diccionario bilingüe sáliba-español o en Aviso legal que también se puede localizar en la siguiente dirección: http://saliba.caroycuervo.com/Salia_huo:Limitaci%C3%B3n_general_de_responsabilidad En esa misma clausura del taller, los indígenas asistentes recibieron en discos compactos la copia de 45 casetes las grabaciones sonoras: 10 casetes de grabaciones realizadas por seis maestros indígenas y 35 casetes de grabaciones de encuestas realizadas por Hortensia Estrada.

En manos de estos representantes indígenas y de sus respectivas comunidades queda la labor de continuar la elaboración de este diccionario.


Agradecimientos

Al Instituto Caro y Cuervo por brindarnos el apoyo y la posibilidad de desarrollar esta labor y a los directores que ha tenido esta institución desde que se comenzó a elaborar el diccionario, en especial a la doctora Carmen Millán de Benavides por su respaldo y entusiasmo para sacar a la luz pública esta obra.

A la Asociación de Autoridades Indígenas de Orocué, ASAISOC por su iniciativa para que les ayudáramos a construir un diccionario de la lengua sáliba, que constituye la base para que su pueblo continúe esta tarea.

A las mujeres y hombres sálibas de las comunidades de Orocué y Morichito, sabedores de su lengua y su cultura, por todas sus enseñanzas lingüísticas y culturales, fundamentales en los contenidos de este diccionario.

A los niños sálibas que colaboraron con los hermosos dibujos que ilustran esta obra.

A los representantes de los indígenas sálibas que asistieron al taller de capacitación para el manejo e ingreso de datos al diccionario sáliba-español, por su entusiasmo y motivación para estudiar la lengua sáliba y de continuar la elaboración de este diccionario.

Al antropólogo Diego Fernando Gómez Aldana y al lingüista George Enrique Dueñas Luna por su trabajo laborioso y entusiasta en la elaboración electrónica de este diccionario y sus constantes iniciativas para mejorar este trabajo, entre las que están: el desarrollo de una aplicación para consultarlo en Smartphones sin acceso a Internet, la elaboración de la página pedagógica, la digitalización, segmentación y adición de las grabaciones de audio en las entradas, el diseño gráfico del diccionario, los mapas de ubicación del pueblo sáliba, la adición de las ilustraciones, la adición de diversos archivos en la pestaña Documentación lingüística y el curso de capacitación que les dieron a los sálibas para el manejo e ingreso de datos en el diccionario.

A María Clara Henríquez Guarín, lexicógrafa que llevó a cabo la revisión y complementación de la planta lexicográfica, elaboró la parte del español del manual lexicográfico e hizo la evaluación y dio el concepto lexicográfico general de esta obra.

A los lexicógrafos Julio Alexander Bernal Chaves, María Clara Henríquez, María Betulia Pedraza y Nancy Rozo Melo por aclarar algunas dudas sobre la organización de este diccionario.

A Fernando Arciniegas, por las fotografías que tomó de la cultura material sáliba que ilustran algunos sitios del diccionario.

A José Alejandro Correa quien digitalizó catorce casetes de grabaciones de la lengua sáliba.

A Viviana Trespalacios quien realizó el diseño gráfico de la página pedagógica.

A Victor Ogliastri por el apoyo en la locución del Manual informático virtual.

Al profesor Jon Landaburu, quien fue el director de la Maestría en Etnolingüística de la Universidad de los Andes y uno de los primeros estudiosos de la lengua sáliba, porque fue nuestro tutor en esa maestría y ha mostrado su disposición para apoyar y orientar la investigación de este idioma.

A la señora María Stella González de Pérez, antigua jefe del Departamento de Lingüística Indígena del Instituto Caro y Cuervo, quien nos estimuló con sus argumentos para continuar la elaboración de este diccionario.

A Ruth Yolanda Contreras B., correctora de estilo del Instituto Caro y Cuervo, por su paciente y silenciosa labor de hacer más comprensibles los textos y evitar las posibles faltas mecanográficas y de redacción.

A Juan Carlos Arroyave, web máster del Instituto Caro y Cuervo quien facilitó el ingreso del diccionario al sistema virtual de esta entidad.


Bogotá, octubre de 2014